Durante el recorrido, los participantes disfrutaron de paisajes espectaculares, caminos que pusieron a prueba la ingeniería de sus vehículos y la oportunidad de convivir entre personas que comparten la misma pasión por conducir. No fue solo una salida de fin de semana: fue un momento para reconectar con lo que nos mueve.
Al llegar a Rancho Avándaro, los asistentes fueron recibidos en un ambiente cálido y relajado, ideal para desconectarse del ritmo cotidiano y disfrutar de una experiencia distinta. El entorno natural, la hospitalidad del lugar y una selección cuidada de actividades y espacios para convivir crearon el escenario perfecto para continuar la jornada.
Durante el día, hubo tiempo para compartir historias, intercambiar experiencias detrás del volante y seguir admirando la personalidad de cada Porsche. Algunos aprovecharon para explorar el entorno, otros simplemente para relajarse. Todos coincidieron en algo: el viaje valió cada kilómetro.
Este getaway fue una muestra de lo que representa Porsche más allá del automóvil: una comunidad activa, un estilo de vida y una forma muy particular de disfrutar cada trayecto. Porque no se trata solo de llegar, sino de cómo se vive el camino.