Desde las primeras horas del día, modelos como el icónico 911, el innovador Taycan, los versátiles Macan y Cayenne, llenaron la carretera de sonido, diseño y dinamismo. El punto de partida marcó el inicio de una caravana organizada, donde cada curva del trayecto fue una oportunidad para disfrutar el manejo en su forma más pura.
Durante el recorrido, los participantes disfrutaron de paisajes espectaculares, caminos que pusieron a prueba la ingeniería de sus vehículos y la oportunidad de convivir entre personas que comparten la misma pasión por conducir. No fue solo una salida de fin de semana: fue un momento para reconectar con lo que nos mueve.
Al llegar a Rancho Avándaro, los asistentes fueron recibidos en un ambiente cálido y relajado, ideal para desconectarse del ritmo cotidiano y disfrutar de una experiencia distinta. El entorno natural, la hospitalidad del lugar y una selección cuidada de actividades y espacios para convivir crearon el escenario perfecto para continuar la jornada.
Durante el día, hubo tiempo para compartir historias, intercambiar experiencias detrás del volante y seguir admirando la personalidad de cada Porsche. Algunos aprovecharon para explorar el entorno, otros simplemente para relajarse. Todos coincidieron en algo: el viaje valió cada kilómetro.
Este getaway fue una muestra de lo que representa Porsche más allá del automóvil: una comunidad activa, un estilo de vida y una forma muy particular de disfrutar cada trayecto. Porque no se trata solo de llegar, sino de cómo se vive el camino.
Durante el recorrido, los participantes disfrutaron de paisajes espectaculares, caminos que pusieron a prueba la ingeniería de sus vehículos y la oportunidad de convivir entre personas que comparten la misma pasión por conducir. No fue solo una salida de fin de semana: fue un momento para reconectar con lo que nos mueve.
Al llegar a Rancho Avándaro, los asistentes fueron recibidos en un ambiente cálido y relajado, ideal para desconectarse del ritmo cotidiano y disfrutar de una experiencia distinta. El entorno natural, la hospitalidad del lugar y una selección cuidada de actividades y espacios para convivir crearon el escenario perfecto para continuar la jornada.
Durante el día, hubo tiempo para compartir historias, intercambiar experiencias detrás del volante y seguir admirando la personalidad de cada Porsche. Algunos aprovecharon para explorar el entorno, otros simplemente para relajarse. Todos coincidieron en algo: el viaje valió cada kilómetro.
Este getaway fue una muestra de lo que representa Porsche más allá del automóvil: una comunidad activa, un estilo de vida y una forma muy particular de disfrutar cada trayecto. Porque no se trata solo de llegar, sino de cómo se vive el camino.