En destino, guiamos una dinámica de introspección: cada participante escribió en un papel aquello que deseaba obsequiar tiempo, valentía, autocuidado, nuevos retos y selló esa promesa como recordatorio tangible de su poder personal. Las conversaciones que siguieron giraron en torno a metas, sueños y la manera en que la comunidad Porsche puede impulsarlos.
El ambiente combinó desconexión del ruido exterior y fuerte conexión con la esencia de la marca: lujo que inspira, rendimiento que empodera y una comunidad que celebra la autenticidad de ser mujer. El evento concluyó con un brunch consciente y networking genuino, dejando a cada asistente con la sensación de haber recargado energía, propósito y orgullo de pertenecer a la familia Porsche.